No es el sitio. Ni siquiera la hora.
No es el sitio ni la hora de contar mis logros. Ni mis fracasos.
No es este el sitio, ni ningún otro, de explicar todo aquello que pasa por mi cabeza, y por mis sentimientos.
Sinceramente, cuando algo se expresa, todo se malinterpreta. Y por eso no es la hora.
No es la hora, ni el sitio. Ni siquiera las personas son las adecuadas.
No soy yo el adecuado en contar. Ni vosotros, lo siento, los adecuados en leer, en escuchar.
Si sois anónimos, no me entendeis, y podeis llegar a ser trolles sin quererlo.
Si sois amigos, estais contaminados (bendita contaminación) de sentimientos encontrados, referencialidad y el eterno juego de la distancia y cercanía que impregna la amistad.
Y es que no somos los adecuados.
No es el sitio adecuado.
No es la hora adecuada.
Y no hay sitio adecuado para la literatura vomitiva que practico, para la infestación de ideas que promuevo, para el derribo de cimientos que conllevo.
Ni blogs, ni redes sociales, ni libretillas personales. No puedo tirar de un carro que nadie aguanta.
No es la hora adecuada para sacar a la gente de sus risas. No es la hora para desenmascarar banderas y religiones, políticas y demás filias de las pobres mentes que apostaron todo al rojo en la ruleta.
No somos, ya digo, quienes debamos a estar a un lado o a otro de esta trinchera orquestada por mis neuronas. Mucho menos quienes debamos quedarnos en mitad del fuego cruzado.
Y puesto que no somos quienes,
puesto que no es el sitio,
y puesto que no es la hora.
No vuelve el perro, no.
Ni creo que nunca vuelva.
2 comentarios:
Error, en ningun sitio podras estar peor que aqui.
Quédate. Escribe cosas que no entendamos y yo entenderé cosas que no hayas dicho.
Seguiremos adelante escribiendo como en aquella estapa de nuestras vidas.
" tampoco te olvidamos por este lado "
Lo meditare con la perroalmohada.
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